Nines Mejón Blanch
Julio Mejón Artigas
Ramón Fité Font
Ángel Mejón Blanch
Nos preocupaba reflexionar, principalmente, sobre dos cuestiones: la imagen respecto la ciudad y la vivienda.
El solar, estrecho y profundo, testero de una manzana de casas. El edificio se organiza alrededor de dos patios de 3x3m y la escalera y los ascensores se sitúan en la medianera.
En el edificio hay el recuerdo de la arquitectura de palacio del renacimiento italiano y de su composición de fachada, zócalo, huecos, cornisa y de su permanencia en el tiempo.
El zócalo, planta baja de piedra de cuarzo (60x40x1,5 cm), nos devuelve la escalera de aquel comercio, que existió en aquella zona, ante este obsesivo alud de comercios situados en doble altura actuales.
Pensamos en un volumen, con una piel ligera (monocapa Cemarksa), que sobresale marcando el giro de la calle y nos permite vistas diagonales. Desplazamos todos aquellos elementos que el funcionalismo a ultranza ha hecho en los edificios: una imagen parlante de su interior (celosías, balcones, voladizos ortogonales, ventanas diferentes). El diseño de un único hueco vacío (1,35×1,35) tratado a piel con un porticón (Parklex baquelizado 1 cm) permite privacidad y luz en un entorno demasiado próximo. Al final, la fachada presenta este carácter intermedio entre piel continua y mosaico.
El vuelo redibuja la silueta completa y restituye su unidad.
En la vivienda propusimos diferentes soluciones (una, dos, tres habitaciones y dúplex), la cual cosa favorece la posibilidad de convivencia de familias no homogéneas: jóvenes, ancianos y familias de varios miembros. Por lo que respecta a su distribución interior, somos de la opinión que hoy se deberían dar respuestas más próximas a la variedad de necesidades actuales y reflexionar sobre el carácter y el significado de aquellos componentes clásicos (vestíbulo, habitaciones, cocinas, espacios, sanitarios, etc.). hay un gran conformismo, la promoción inmobiliaria no da oportunidad a cosas que son mínimamente diferentes.