Se trata de un complejo deportivo para la localidad de Esplús en la provincia de Huesca. La zona es de orografía generalmente llana, clima continental, y socio-económicamente dedicada a la agricultura y ganadería (granjas).
La arquitectura que hemos querido hacer, pretende desembocar en la búsqueda de los arquetipos de la arquitectura popular, para a través de su reinterpretación conseguir una revisión contemporánea, intentando ser fieles a la tradición de los modelos; aceptando la relación inseparable entre los modos de vida y las formas.
El proyecto está situado sobre una pequeña colina. La composición parte de fijar un eje, sobre el cual se sitúan el futuro campo de fútbol, los vestuarios y las piscinas.
El edificio de vestuarios se muestra de diferente forma a cada lado. Unitario y elevado respecto al campo de fútbol, “presidiendo” el espacio. Disgregado y doméstico respecto a las piscinas, ofreciendo una escala mucho más humana. Pero a su vez ligando visualmente ambas partes a través de las zonas de “aire” entre volúmenes.
La cubierta a dos aguas (de chapa prelacada) apoyada en las paredes de bloque de hormigón (material de las granjas del lugar) aparece como elemento unificador de los diferentes volúmenes. El porche como parte de la gradación espacial exterior-interior, y la lectura pública del edificio.
La iluminación interior está en función de su necesidad, así en el pasillo se coloca cercana al suelo acompañando el recorrido, en los espacios para cambiarse es abundante evitando transparencias, y en la zona de almacenes y bar las correderas y la celosía de pavés responden al espacio abierto o cerrado.
El tratamiento de las láminas de agua, corresponde a un lugar de estar. Así sus límites permiten diferentes comportamientos: el banco corrido dentro del agua, las escaleras de obra y metálicas, un espacio más abierto más elevado desde donde zambullirse y que corresponde con la zona más profunda. La pequeña, para niños, es de forma semicircular a modo de estanque, apoyada en una pared de bloque que da un final a la perspectiva y cierra espacialmente el ámbito.
Los volúmenes puros dibujando las aristas, el tratamiento del color y los materiales, responden a criterios minimalistas y a trabajar con los mismos colores y materiales que el entorno nos enseña; en busca de una unidad exterior de fácil compresión a partir de una construcción lógica y de imágenes conocidas, dando una respuesta serena y dialogante con el lugar, sin alardes exteriores y entendiendo que la mente debe permanecer ligada al medio.